LA TERMINAL 

 TEATRO

 

Lluis Portal 

 

 

  

PERSONAJES 

  

1- ARNALDO MENÉNDEZ   

 

2- POLICÍA: Mujer u hombre. Un mismo actor puede 

encarnar varios personajes simultáneamente: policía/ vigilante/ funcionario/ viajero/ Director del Aeropuerto.  

 

3- VIAJERO 

 

4- DIRECTOR DEL AEROPUERTO 

 

5- PSICÓLOGO 

 

  

ESCENARIO 

 

Sala de un aeropuerto.  

Zona de embarque y control de equipajes.  

Debería haber un arco detector de metales, una cinta con escáner para el control de las maletas, una mesa para abrir los bultos, un mostrador para la revisión de los pasaportes y la facturación; algún otro mueble característico de los aeropuertos. 

 

 

 

 

 

En el control de equipajes aguardan dos viajeros dispuestos a embarcar   

 

VIAJERO: Llegamos demasiado pronto, sólo estamos nosotros. 

 

ARNALDO: Eso parece.  

 

VIAJERO: Es que a mi me gusta llegar pronto. 

 

ARNALDO: , por supuesto, a mi también.  

 

VIAJERO: “A quien madruga, Dios le ayuda. 

 

ARNALDO: Si, llegar tarde es de lo más desagradable… 

 

VIAJERO: Y de lo más estúpido.  

 

ARNALDO: Se te queda una cara de macaco que no es fácil.  

 

VIAJERO: Diga usted que sí. 

 

ARNALDO: Yo tengo una experiencia que pone los pelos de punta, pero prefiero no recordarla. (Un receso) O sí, lo puedo recordar, tenía un vuelo que salía… 

 

VIAJERO: Yo creo que es mejor que no lo recuerde... ¡Deje, deje! Si es una experiencia negativa yo casi lo prefiero.  

 

ARNALDO: Bueno sí, tiene razón. 

 

VIAJERO: ¡Quite, quite! Eso da mala suerte. 

 

ARNALDO: No, ¡p’allá, p’allá! 

 

VIAJERO: ¡De mal fario nada! Hoy me levanté optimista y prefiero seguir así. 

 

ARNALDO: ¡Fua, fua! (Echándolo del cuerpo) 

 

VIAJERO: Pues lo que decía: cuando pierdes el avión se te pone una cara de... De gaznápiro. 

 

ARNALDO: ¿Cómo dice? 

 

VIAJERO: Que se te pone cara de idiota. 

 

ARNALDO: ¡Pues eso! 

 

VIAJERO: Decía mi abuela: “A su tiempo maduran las uvas”. (Se quedan pensando) 

 

Arnaldo hace un gesto con la boca de no sabe no contesta. 

 

ARNALDO: No se lo que quería decir, pero cuando lo decía por algo era.  

 

VIAJERO: ¡Las abuelas siempre tienen razón! 

 

ARNALDO: ¡Sí, claro! 

 

VIAJERO: Yo si tengo que viajar siempre madrugo más de lo habitual para tener tiempo necesario de terminar la maleta, que siempre queda alguna cosa, y pongo el candado. Luego me gusta sentarme sin prisas a tomar el café en la cafetería de la esquina, sólo voy a ella cuando viajo. Llamo al taxi... Pero todo con tiempo ¿todo en su sazón?, y me encamino al aeropuerto tranquilamente. Para mi viajar es como un rito, una liturgia, ¿sabe? 

 

VIAJERO: Yo le entiendo, tampoco soy de los que llegan con la lengua fuera a los sitios. Nunca sabes lo que puede pasar. El año pasado, sin ir más lejos, iba de vacaciones con mi mujer y al taxi se le pinchó una rueda, y ¡no tenía repuesto! Por suerte el taxista era eficiente y llamó a otro taxi y en un momento estaba allí, recogiéndonos 

 

ARNALDO: ¡Menos mal! 

 

VIAJERO: Íbamos a representar una hoja de reclamaciones, pero la verdad es que  

nuestro taxista era muy amable y, a pesar de todo en un momento solucionó el problema. 

 

ARNALDO: Bueno, era su obligación. 

 

VIAJERO: Íbamos con el tiempo justo, y no hubo problema con el vuelo, pero podíamos haberlo tenido. Yo dije: hasta aquí. ¡No llegamos nunca más con el tiempo justo! A nosotros nos pasó cada cosa... Pero no se preocupe, que no se lo voy a contar: necesitaríamos una mañana entera. 

 

ARNALDO: ¡No! ¡Quite, quite! 

 

VIAJERO: Un día llegas con el tiempo exacto, y a la siguiente vez te quedas tirado en el túnel de embarque, mirando como un gilipollas como despega tu avión sin .     

 

VIAJERO: ¡Ya te digo! 

 

ARNALDO: Y cuando llegas al aeropuerto, entre que confirmas la terminal de la que sale el avión, que facturas los bultos, que vas al baño... ¡Para mí fundamental ir al baño! 

 

VIAJERO: ¡Ah, yo lo del baño no lo perdono! 

 

ARNALDO: ¡Para mi es primordial! 

 

VIAJERO: No me subo al jaro de acero sin evacuar primero. (Risas) 

 

ARNALDO: ¿Le confieso una cosa? A mi me pasa lo mismo, aunque cada vez viajo más: coger un avión me sigue infundiendo respeto y tengo que ir al baño, necesariamente, unos minutos antes. Tengo que reconocer que me siento inquieto cuando tengo que coger un avión.  

 

VIAJERO: A mí cómo si me dicen que ya están cerrando las escotillas: lo de ir al baño es sagrado.  

 

ARNALDO: Sí, son ritos, manías... Quizás es el miedo primario a volar que tenemos incrustado en el subconsciente... ¡Antes sólo volaban las aves, ahora..., ya ve! Je, je,je.  

 

VIAJERO: Ahora los pájaros tienen un problema de obesidad, no vuelan. ¡Nos dejan para nosotros todo el espacio aéreo! (Risas)   

 

ARNALDO: ¡Muy bueno! (Risas) 

 

VIAJERO: ¿Y el incremento de los controles...? ¿Qué me dice de las medidas de seguridad? ¡Eso sí que demora!  

 

ARNALDO: ¡Uffff, sí que demora! 

 

VIAJERO: Antes venías con dos horas de antelación y te sobraba tiempo... Ahora tienes que llegar con tres horas y media a cuatro. ¡Y cuidado 

 

ARNALDO: Sobre todo si vas a Estados Unidos. 

 

VIAJERO: ¡Si vas a EE.UU ni te cuento! El otro día a un matrimonio con su hija que iba a San Francisco lo dejaron en la terminal.  

 

ARNALDO: ¡Es tremendo!  

 

VIAJERO: ¡Como para llegar justo a la hora 

 

ARNALDO: ¡Y el avión no espera por nadie! 

 

VICENTE: ¡No! ¡Eso sí que no! 

 

ARNALDO: Por cierto (Mirando alrededor), no conocía este ala del aeropuerto, se ve que es nuevo. 

 

VIAJERO: Sí, se acaba de inaugurar. Vino el ministro y todo. 

 

ARNALDO: Muy moderno. Da buena impresión. 

 

VIAJERO: Es lo último en tecnología. Tengo un colega aquí trabajando, (Confidencia) y dice que las nuevas instalaciones son lo más sofisticado que te puedes encontrar en este momento en aeropuertos... ¡en el mundo! Aquí se instaló tecnología punta ZTTK. No le doy más detalles porque si no sabe de este tema, no merece la pena. 

 

ARNALDO: ¡No, mejor no me lo cuente! Eso da tranquilidad a la hora de viajar. 

 

VIAJERO: Como dice él, se trata de otra filosofía aeroportuaria... ¡Y 

se nota, eh! Sobre todo si viajas con frecuencia, se nota. 

 

ARNALDO: Claro.  

 

Se encienden luces. En distintos momentos el Viajero, vestido de mujer, como cojo, ciego… pasan por el sitio por donde está Arnaldo ‘atascado’, enseñan su tarjeta Vip y pasan sin problemas. 

 

VIAJERO: Mire, ya llega el personal de seguridad. Creo que le toca. Yo tengo tarjeta Vip, y paso pronto.  

 

ARNALDO: Tendré que sacarla. 

 

VIAJERO: Te ponen menos pegas con las maletas. 

 

ARNALDO: ¡Ok! ¡Bueno, que tenga buen viaje! 

 

VIAJERO: ¡Igual le digo!  

 

Se acerca a una policía muy seria, situada detrás de una mesa. 

 

ARNALDO: Buenos días. 

 

POLICÍA: Buenos días. ¿Qué maletas lleva? 

 

ARNALDO: Ésta solo. 

 

POLICÍA: ¿40x20? ¿10 kilo/pack, señor? 

 

ARNALDO: ¿Cómo dice? 

 

POLICÍA: ¡El bagage, la impedimenta! 

 

ARNALDO: ¿Es usted latina?   

 

POLICÍA: A todo le llaman latino. ¿Por qué lo dice? 

 

ARNALDO: No, no, disculpe, es que no la entendí bien y pensé que a lo mejor era emigrante latina. 

 

POLICÍA: ¡Una emigrante dice! ¡Soy de Guadalajara! 

 

ARNALDO: ¡Ah!, está ahí, al lado, en Castilla la Mancha. 

 

POLICÍA: ¡De Guadalajara, Méjico! Del barrio de Tlaquepaque. Estado de Jalisco. ¿Algo más, caballero?  

 

ARNALDO: No, no, perdone, no quería meterme en su vida. Había entendido que no era latina. 

 

POLICIA: ¡No soy latina güey, soy mejicana! (Poniendo acento) 

 

ARNALDO: Pues yo de Castellón de la Plana. 

 

POLICÍA: ¡Y a mí que me cuenta!  

 

ARNALDO: Era solo por hablar. 

 

POLICÍA: ¡Caballero, aquí no estamos para hablar! 

 

ARNALDO: ¡Perdone! 

 

POLICÍA: Colóquela la maleta sobre la mesa, caballero. 

 

ARNALDO: Bien. ¿La abro? (Con la mano en la cremallera, comenzando a abrirla) 

 

POLICÍA: ¿Le pedí yo que la abriese? (Déspota) 

 

ARNALDO: Perdone, era por facilitar la operación... (Retirando la mano rápidamente) 

 

POLICÍA: ¿Es usted cirujano? 

 

ARNALDO: ¡No! 

 

POLICÍA: ¡Pues cállese! 

 

ARNALDO: ¡Sí, señora! 

 

Mirada asesina. 

 

POLICÍA: ¿Qué pasa? ¿Me ve mayor? 

 

ARNALDO: ¡No, no! ¡Qué va! 

 

POLICÍA: ¡Pues soy se-ño-ri-ta! 

 

ARNALDO: Disculpe, señorita. Como lleva alianza..., yo siempre miro la alianzas. 

 

POLICÍA: ¿Le tengo que pedir permiso para saber lo que tengo que llevar?  

 

ARNALDO: ¡No, no, por dios! 

 

POLICÍA: ¡Usted es de los que viene a ligar a los aeropuertos! ¿No? 

 

ARNALDO: ¡No, no señorita! 

 

POLICÍA: ¡Pues cállese! ¿Qué hay dentro? (Pregunta, al tiempo que pone unos guantes de latex) 

 

ARNALDO: Si quiere puedo... (Haciendo amago de abrirla, desistiendo finalmente ante la mirada asesina que le dirige la funcionaria. Se lleva entonces las manos a la espalda, avergonzado) Ropa, mudas, los productos de aseo típicos... Lo normal, ya sabe... 

 

POLICÍA: ¿Qué es lo que tengo que saber, según usted? (Se cruza de brazos) 

 

ARNALDO: Las cosas que se acostumbran a meter en una maleta... 

 

POLICÍA: ¿Y por qué tendría yo que conocer lo que mete usted en su maleta de viaje? 

 

ARNALDO: Bueno, tiene usted razón. (Contemporizador) 

 

POLICÍA: ¡Caballero, a partir de ahora, conteste estrictamente a lo que se le pregunte! ¡Haga el favor! (...) 




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